jueves, 17 de marzo de 2016

VIVIR DE FUTURO

       Aún cuando el presente titulo suene a ficción no podemos negar que toda la vida del ser humano es siempre un vivir de futuro. Es decir, de optimismo. Lo que supone un re-crear todos los días nuestros proyectos y nuestros deseos de superación.
         No podemos vivir de pasado porque sería automáticamente negar el continuo devenir histórico. Porque vivir de pasado sería perder de vista la visión optimista que tiene la vida. Ciertamente que el pasado, que fue futuro, nos está determinan­do en nuestra vida concreta. Pero quedarnos con los elementos que determinaron nuestra existencia es negar la esencia de vitalidad que posee la naturaleza y que vive enseñándonos a cada momento lecciones de optimismo. Por ejemplo, sucede un incendio forestal. La montaña quedó totalmente arrasada por el fuego y todo es cenizas. Al cabo de pocos días en esa misma montaña se comienza a ver que la vida está empezando otra vez: el suelo se comienza a poner verde y algunas matas regeneran la alegría de un bosque que nos dará su aire, su sombra y la certeza de una vida en plenitud. Precisamente porque en la naturaleza todo es optimismo.
         Igualmente sucede con nuestras historias personales. Puede ser que nuestra montaña se haya incendiado y todo haya quedado hecho cenizas. No hagamos por ello una tragedia. Démosle tiempo al tiempo que dentro de poco comenzará a verdear sobre las cenizas y otra nueva floresta estará dándonos aire, alegría y muchos otros elementos de una vida plena.
         Lo que significa que tenemos que inventar nuevos proyectos y nuevos programas precisamente porque la vida es futuro. No podemos y no debemos quedarnos viviendo de pasado porque nos amargaríamos. Fue y fue y ya no podemos hacer nada por cambiarlo, sino sólo amargarnos y llenarnos de remordimientos y de resentimientos. Y esto si que entonces es dañino. La montaña no se queja del que le puso malignamente fuego para dañar sus árboles, sus flores y los animales que correteaban por ella. La montaña sabe, porque es de la naturaleza, que tiene en sus entrañas muchas reservas de optimismo y vuelve a renacer con la misma alegría de siempre. Precisamente porque ella vive siempre de optimismo, lo que significa que de alegría, de esperanza y de vida.

         En ese mismo sentido se podría parafrasear la tan citada sentencia de «dime con quién andas y te diré quién eres» por «dime qué piensas hacer en el futuro y te diré quién eres». Porque de acuerdo con tus proyectos personales y tus aspiracio­nes será tu vida ya que la vida no es otra cosa que puro futuro adelantado en nuestro hoy cotidiano que nos llevará a conducir­nos siempre a lo que aspiramos y queremos ser o tener.

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